País Plural

En el Movimiento Semilla creemos en una concepción unitaria del Estado Guatemalteco. Para ello consideramos fundamental plantear estrategias que sirvan para orientar políticas públicas y nuevos programas dirigidos a favorecer un desarrollo equilibrado, orientado a un crecimiento económico, cultural y político incluyente y equitativo.

Frente a la modernidad y a las herramientas que ésta demanda, se hace indispensable tender puentes entre las diferentes regiones del país y entre las necesidades y las oportunidades. Son procesos en los cuales las personas y los pueblos deben ser los llamados a dirigir el carácter y los propósitos de una propuesta congruente y equilibrada para una nueva Guatemala.

En el Movimiento Semilla reconocemos y respetamos la diversidad étnica y cultural basada en la convicción de que los pueblos son permanentes, y como tales deben tener el dominio sobre sus territorios. Afirmamos que la multiculturalidad es un acervo sólido y vital de nuestra naturaleza. Pretendemos eliminar enfoques de asimilación, integración, homogenización, o todas aquellas acciones que han intentado opacar políticamente la posibilidad de vernos como diversos, así como garantizar el derecho a la cultura, tradiciones, prácticas, integridad política y dignidad de los cuatro pueblos por igual. Solo derrumbando las dinámicas estructurales que pretenden borrar políticamente la diversidad, encontraremos la certeza de convivir pacíficamente, todos como parte de un país caracterizado por la diversidad.

Para alcanzar la equidad, habrá que garantizar derechos vinculados al trabajo, a la tierra (la tierra no solo como medio y factor de producción, sino como territorio vivo, hábitat cultural de los grupos humanos en ella asentados a favor de la vida plena y del buen vivir), a la salud, recreación y a la educación, todos ellos fundamentales para vivir sujetos a los valores universales de humanidad y de dignidad. Son derechos que deben articularse con las formas de vida de los pueblos y tomando en cuenta sus distintas apreciaciones de la realidad. Se trata de garantizar estos derechos y, al hacerlo, de favorecer la organización de formas comunitarias de vida, incluyendo prácticas tradicionales propias.

Como acción primordial de ciudadanía, debemos fomentar todas aquellas capacidades políticas y legales para combatir el monoculturalismo y el colonialismo, aun hoy incrustados en el imaginario nacional. Necesitamos contar con disposiciones para preservar los idiomas y formas de pensamiento que los respaldan. Tanto la lengua, la cultura como el pensamiento de cada pueblo, deben estar presentes en la estructuración de un Estado reformado, uno que articule y que responda a las verdaderas condiciones y necesidades que conforman la complejidad guatemalteca. No olvidamos que para aspirar a una democracia plena, es indiscutible reconocer los derechos de orden individual y colectivo de los pueblos.

Nos sumamos al respeto de convenios nacionales (Acuerdos de Paz) e internacionales sobre derechos de los pueblos indígenas. Con el fin de garantizar relaciones interculturales como parte de un proyecto político que aspira a la igualdad y que simultáneamente reconoce el derecho a la diferencia, es indispensable promover políticas públicas que garanticen mejoras sustanciales en todos los servicios que ofrece el Estado de una manera igualitaria. No puede discriminar. Debe revertir la probabilidad sistemática de que unos pueblos vivan menos y peor que otros. Tiene que estar libre de etnocentrismos, invisibilizaciones, discriminaciones y estereotipos. Debe favorecer tanto reivindicaciones de orden cultural, como aquellas de vital importancia económica y social.

Para ello es fundamental el respeto a las prácticas ancestrales de los pueblos y la defensa de sus territorios, bienes naturales, medio ambiente y desarrollo armónico.

En el Movimiento Semilla defendemos el derecho a la información oportuna y a la consulta, así como el acatamiento a los resultados de la misma. Creemos en la urgencia de establecer mecanismos permanentes de diálogo y consulta con todos los pueblos, con medidas especializadas y métodos pertinentes para recoger las ideas y propuestas de todos, y velar así por una auténtica construcción plural. Creemos en el derecho de propiedad colectiva de las unidades productivas comunitarias que así se reconozcan y organicen en la esfera territorial histórica.

Para el Movimiento Semilla es indispensable dejar atrás la “ciudadanías de segunda categoría”, y establecer un nuevo y más alto nivel de ciudadanía, con el fin de superar el rezago histórico de exclusión de los pueblos indígenas tanto en la misma Constitución de la Nación, como en otras disposiciones que la ley demanda.

Necesitamos una nueva gestión política que cuente con horizontes comunes de bienestar como base. Esto se puede hacer si se le da un nuevo contenido a la interculturalidad y a la misma concepción de ciudadanía. Requiere tomar en cuenta intereses económicos, sociales, políticos y culturales integralmente. No debe excluir a nadie, sino crear las condiciones indispensables para tender puentes de aprendizaje mutuos. Creemos en que una construcción plural pasa también por concebir la economía con una perspectiva de organización local, con pluralismo jurídico, educación intercultural bilingüe, y reconociendo como válidas las prácticas ancestrales en materia de salud y las propias interpretaciones y aprendizajes de la historia.

Ante la enorme brecha que existe entre pueblos, se hacen cada vez más necesarias las acciones compensatorias que hagan frente a la inseguridad alimentaria, a la explotación laboral, al abandono de servicios de salud y a la imposición de una educación alienada y descontextualizada que históricamente ha buscado justificar el etnocentrismo y al mismo tiempo ha reforzado estas brechas de incalculables proporciones. Se impone la lucha contra la discriminación y el racismo y por la equidad. El Movimiento Semilla plantea un nuevo Estado cimentado en los intereses de los cuatro pueblos. Aspira a romper con el fundamento hegemónico de “mayorías minorizadas” para transitar hacia la Mayoría Alternativa, capaz de asegurar que la equidad sea el eje orientador de la acción pública.

Creemos también en una ciudadanía ampliada que incluya la participación de las juventudes, adultos mayores, como reserva de sabiduría, y la participación de extranjeros legalmente radicados en el país, que cohabitan y conviven con nosotros.

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